martes, 21 de agosto de 2012

Un bicho raro en Tenerife

No me esperaba para nada ir estas vacaciones de verano a ningún sitio. Además, fue todo muy rápido, en cinco días ya sabía que en el sexto me iba a ir a Tenerife. Y yo teniendo que estudiar para septiembre, pero en fin, nunca había ido allí, y perder ese tiempo de estudio ha merecido la pena. Así que si queréis leer un buen rato (18 párrafos, vamos, nada) y enteraros un poco más de mi vida, allá vamos.

Era la tercera vez en mi vida que me subía en un avión, así que ya sabía más o menos cómo iban las cosas. Pero mis padres, sobre todo mi madre, no se acordaba que los cuchillos no se metían en la bolsa de mano, y  menos en mi mochila. Menudo susto me dio cuándo el hombre del control me dijo que tenía cuchillos, si yo estaba segura, totalmente segura de que no tenía nada de eso. Si es que mi madre es un caso... y mi padre también.

Las dos horas y media de viaje se nos pasaron rápido, aunque la vuelta sí que se nos pasó volando (valga la redundancia). El problema fue que al ir a por el coche de alquiler, mi padre se equivocó de hora de recogida y tuvimos que esperar una hora más para recogerlo ya que en Canarias era una hora menos, y mi padre no se percató de eso. Ya con el coche en nuestro poder, pusimos rumbo hacia el suroeste de la isla, a Adeje, una de las 'mejores' zonas de isla y a donde suelen ir la mayoría de los turistas.